Notas sobre la experiencia técnica y las tecnologías

1. ¿Qué puede tener en común una lanza de madera con punta de piedra utilizada para cazar animales realizada hace miles de años y un computador que permite a raperos y raperas hacer instrumentales, grabar y distribuir su música desde hace unas pocas décadas? En ambos casos se podría pensar en herramientas que habilitan hacer cosas. Justamente al hablar de tecnologías se suele reflexionar sobre artefactos que ayudan o hacen posible lograr objetivos o fines. No obstante una parte de la etnología, la antropología y la filosofía llama a ampliar la mirada y no aislar estas «herramientas» de los procesos de su fabricación, uso, degradación o modificación. No separarlas de los humanos u otros componentes del medio. Hacerlas participes de un flujo vital en una asociación dinámica entre esos distintos existentes. En esa línea, el etnólogo y paleotólogo francés -experto en las llamadas sociedades primitivas- André Leroi-Gourham (1971, 1988) prefiere reservar el término tecno-logía para la disciplina que estudia distintas técnicas. A su reflexión precede la de Marcel Mauss –su maestro– quien ya proponía que la primera «herramienta» utilizada por los humanos es el cuerpo. De ahí la necesidad por empezar a comprender las «técnicas corporales»(Mauss 1971). Entonces, ¿Cómo acercarse a la comprensión de las técnicas desde una perspectiva procesual? Y ¿Cómo esto permitiría aproximarnos a las tecnologías del rap?

A continuación, realizaremos un breve recorrido orientado por la propuesta por Bruno Latour (2013) en Investigación sobre los modos de existencia,  quien en un capítulo dedicado a la técnica retoma varios filósofos y antropólogos que pasaremos a revisar. Antes de ello presentaremos una visión general, a modo de introducción y sin ánimo de exhaustividad, de cómo aproximarse a la noción de técnica.

2. En el lenguaje cotidiano la palabra técnica se liga a una acción guiada por procedimientos, recursos, reglas o protocolos, más o menos implícitos, enfocados a conseguir algo de manera eficaz. Las técnicas permitirían alcanzar un resultado, un fin. De ahí también deriva el vínculo entre técnica y habilidad, pues adquirir una técnica ayudaría a hacer las cosas bien, de forma correcta o, por lo menos, mejor que sin ella. Tener técnica no siempre es algo totalmente consciente o reflexivo parece requerir algún grado de repetición y regularidad, existirá un tiempo de adquisición para asentarse. Otra acepción tradicional de técnica refiere a las aplicaciones de la ciencia o el arte. Se desarrollaría alguna teoría científica y luego sería aplicada al mundo material mediante un conjunto de técnicas. Artistas saben o idean sus obras y mediante su saber-hacer las aplican a pinturas, músicas o esculturas. Hay técnicas para escribir mejor, para golpear bien una pelota de tenis con una raqueta o para hacer scratch con una tornamesa y un mixer.

Estás aproximaciones a la técnica extraídas del sentido común o diccionarios genéricos tienen como ante sala toda una historia y litros de tinta derramadas en la filosofía. Sin entrar en detalles, las discusiones y conceptualizaciones en torno a las techanai o las téchne fueron relevantes en Plutarco, Platón o Aristóteles. Antes, se puede considerar como en la mitología griega aparece la relevancia de Prometeo y el arte (que imbrica su sentido con técnica) de hacer fuego. Con la acción de Prometeo, el fuego no sólo emerge de la naturaleza «espontáneamente» sino que es generado por el hombre de «artificialmente». También existirán otras técnicas que mejoran las prácticas de la agricultura o la política, por ejemplo. En el Protágoras de Platón se habla de cómo la techné permite dominar la fortuna, el azar, lo contingente, lo incontrolable: la tyche. Muchísimos años más tarde la discusión sobre la técnica avanza hacía cierta fascinación o demonización luego de las sucesivas revoluciones industriales. Asociada, por un lado, a los avances modernos, sus aplicaciones o el «amor a la máquina» llevada al paroxismo en el futurismo de Filippo Tommaso Marinetti. Por otro, aparecen temores ante los posibles desastres producidos por una sociedad tecnificada en personas como Theodor Adorno o Max Horkheimer, hasta cierto punto inspirados en la desconfianza heideggeriana, freudiana y weberiana ante la sociedad europea del siglo XX.

3. Nuestra propuesta analítica a penas roza el anterior recorrido. Más bien se aboca a entender las técnicas mediante una investigación empírica, que por cierto está ligada a un punto de vista particular y una forma de reflexionar que intentaremos esbozar. Como ya señalamos, un autor clave para nosotros es Mauss, su propuesta del cuerpo como primer instrumento y la posibilidad de entender las técnicas desde ese inicio. Este autor define a las técnicas como «grupo de movimientos, actos en su gran mayoría manuales, organizados y tradicionales, que compiten para alcanzar un objetivo conocido como físico, químico u orgánico» (Karsenti 2013:82). Para Mauss hay que comprender al ser humano de una manera «total», en el sentido de su integración a un conjunto de relaciones que incluyen lo social, lo psíquico y biológico en un proceso vital. El hombre total es el «ser indivisible que debe ser considerado solidariamente en el conjunto de las dimensiones que lo constituyen»(Karsenti 2009:75–76). Tales dimensiones se presentan interrelacionadas más que contrapuestas en el despliegue de la vida. Considerando estos elementos, Bruno Karsenti (2013) entiende la propuesta de una «ciencia fronteriza» en la sociología de Mauss, la cual lo lleva a establecer una convergencia entre lo social y lo biológico donde las técnicas del cuerpo serán claves.

L’homme total de Mauss

El ya citado Leroi-Gourhan continúa la senda de Mauss y desarrolla el concepto de ciclo operatorio proponiendo que «La técnica es a la vez gesto y útil, organizados en cadenas por una verdadera sintaxis que da a las series operatorias a la vez su fijeza y su flexibilidad» (Leroi-Gourhan 1971:116). Es decir, entiende la técnica como asociación entre herramientas y gestos en una serie de acciones. De tal manera, frente a la aislación de las herramientas en un plano abstracto, las hace participes de una dinámica social amplia donde el cuerpo y los diversos materiales interactúan, resonando la concepción vitalista de la materia de Henri Bergson (Karsenti 2013).

André Leroi-Gourhan – Le Geste et la Parole

Al respecto, se puede mencionar una afinidad con las contribuciones de Gilbert Simondon(2007). Este autor observó que los objetos técnicos no se restringen a ser un medio para un fin, tienen una dignidad propia que es necesario observar. Los objetos técnicos poseen un carácter relacional que es  concretizado en asociaciones singulares que no están necesariamente previstos y exceden una función a priori o preestablecida por el hommo faber –el humano creador– lo cual es designado como hipertelia. Esto permite pensar en desvíos técnicos y cómo lo que quizás estaba pensado para ser usado de una manera adquiere nuevos ribetes imprevistos. Los objetos técnicos tienen un carácter, una coherencia, una virtualidad que es actualizada de maneras plurales, pero finitas: «aunque se puede hacer muchas con ellos, no cualquier cosa». Habilitan modos singulares que no son reducibles a usos que le darían todo el «poder» al humano y sus fines. La interrelación de los objetos técnicos, los materiales y los humanos con sus habilidades constituyen un encuentro generado en un despliegue que debería verse en toda su complejidad. De esa forma se requiere analizar las múltiples fuerzas que se combinan a lo largo de procesos y lo que emerge a partir de ello  de modo genético (Ingold 2013).

Gilbert Simondon – Entrevista sobre la tecnología (1965)

4. En uno de sus últimos trabajos, el filósofo-antropólogo Bruno Latour retoma buena parte de las orientaciones que hemos revisado. Con ellas plantea el modo de existencia de la técnica. Latour, un referente de los llamados Science and Technology Studies (STS, estudios de ciencia y tecnología), avanzó en sus investigaciones a múltiples áreas donde se preocupó de descentrar al humano como eje analítico principal, observando diversas agencias que confluyen activamente en asociaciones entre entidades heterogéneas. En la teoría del actor-red pone en valor el papel de los no-humanos en procesos de asociación que constituyen ensamblados y evita separar lo «social» como un dominio cerrado en sí mismo (Latour 2008).

En Investigaciones sobre los modos de existencia el autor francés considera distintas trayectorias o experiencias que conforman tonalidades específicas. Justamente un modo de existencia es una forma establecer una tonalidad, lo que refiere a una circulación singular de los elementos de una red de relaciones de entidades. En la perspectiva de Latour, se trataría de seguir el hilo de la experiencia –no más, ni menos que ello– utilizando una formula pragmatista de William James. De esa manera se encuentra una clave que marca la comprensión de lo que sigue, y así “ofrece el tipo de relación necesaria para captar la experiencia del mundo” (Latour 2013:68). Cada modo ofrece una experiencia propia donde, más que contenidos, se establecen formas de tratar las cosas, maneras de relacionarse religiosamente, políticamente, artísticamente, técnicamente, etcétera. Entonces, ¿En qué consiste la experiencia técnica?

La técnica latouriana tiene que ver con un adjetivo o un adverbio más que un sustantivo. Se trata de concebir una experiencia cualificada como técnica al considerar los procesos o movimientos que establecen relaciones entre existentes heterogéneos mediante desvíos o rodeos. Estos desvíos producen una transformación, una interrupción, que al mismo tiempo produce cierta continuidad que hace que algo opere, a pesar de una situación de constante fragilidad en las asociaciones. Latour habla de un pliegue o montaje que combina y establece puentes entre elementos que pueden disiparse. Los existentes relacionados técnicamente son desplazados en tiempo y espacio generando un «hacer hacer» singular que modifican al medio y a quienes fabricaron las herramientas involucradas en esa producción.

Latour destaca que es relevante pensar en la «eficacia» o la «utilidad» –tradicionalmente ligadas a la finalidad técnica– como puntos de llegada más que de partida. Esto permite evitar juicios a priori que supuestamente guiarían como fines a las trayectorias técnicas, pues ellas son más complejas e inestables en su constitución. La perspectiva de Latour es asible con el ejemplo de los autos. Se puede pensar en ellos como una combinación de componentes que están operando extraídos de distintos espacios- tiempos acoplandose, conformando una relación con quien lo maneja, la carretera, la lluvia u otros autos. A veces, el auto se puede estropear, quizás por una mala maniobra del conductor sumado al desgaste de las ruedas y algún desliz provocado por la lluvia. El flujo técnico se degrada, el auto se no se adhiere correctamente al cemento, existe un choque con un árbol y se estropea el motor. El auto se frena y se requieren acciones para que vuelva a operar. El mecánico en el taller debería restablecer la continuidad técnica.

¿Cómo sucede entonces la experiencia técnica en el rap chileno?  La relación entre herramientas, cuerpos, personas, sonidos, los desvíos o las innovaciones…

Society – Technology – People: Interview mit Prof. Bruno Latour

Referencias

Ingold, Tim. 2013. “Los Materiales contra la materialidad”. Papeles de Trabajo 14(1):19–39.

Karsenti, Bruno. 2009. Marcel Mauss: el hecho social como totalidad. Buenos Aires: Antropofagia.

Karsenti, Bruno. 2013. “Técnicas del cuerpo y normas sociales: de Mauss a Leroi-Gourhan”. Ímpetus 7(1):79–84.

Latour, Bruno. 2008. Reensamblar lo Social: Una teoría del actor-red. Buenos Aires: Manantial.

Latour, Bruno. 2013. Investigación sobre los modos de existencia: Una antropología de los modernos. Buenos Aires: Paidos.

Leroi-Gourhan. 1971. El Gesto y la Palabra. Caracas: Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela.

Leroi-Gourhan, André. 1988. El hombre y la materia. Evolución y Técnica I. Madrid: Taurus.

Mauss, Marcel. 1971. Sociología y Antropología. Madrid: Tecnos.

Simondon, Gilbert. 2007. El modo de existencia de los objetos técnicos. Buenos Aires: Prometeo Libros.